Este refrán es una verdad universal comprobada por muchos
sucesos reales.
En España, por ejemplo, existen de varias décadas hasta el
presente dos partidos políticos que son básicamente lo mismo pero maquillados
con diferentes estilos.
En estos últimos años
han gobernado cada vez peor:
despilfarro del dinero del Estado, malas inversiones de fondos públicos
que han representado grandes pérdidas y endeudamientos groseros, corrupción
galopante e inocultable a todos los niveles de la burocracia. Lo que es peor y
más peligroso: los políticos de alguna manera se han convertido en socios ocultos
de los grupos poderosos, incluyendo la banca.
En un tiempo no muy lejano presumían de la existencia de un
estado de BIENESTAR, PROGRESO Y DESARROLLO, sin embargo, la situación actual es
de franco malestar. La gran mayoría de la gente cada vez vive con más
precariedad y cada vez hay un grupo pequeño con grandes fortunas.
Personalmente pienso que la situación puede ser
perfeccionable o por lo menos mejorarse radicalmente. Se están aplicando
políticas económicas totalmente equivocadas o inadecuadas y no se hace lo que
realmente debería hacerse. Las consecuencias son un malestar creciente en el
país.
La gente quiere cambios que no llegan y comienza la
frustración y desencanto. Este es un medio de cultivo ideal para que aparezcan
“falsos profetas” que ofrecen villas y castillos para esperanzar a las
multitudes; estos, por ignorancia, desespero o ira incontenible optan por
desechar a los gobernantes actuales y elegir a uno nuevo que presume de mesías
y solucionador de todos los problemas. Esta situación puede llegar a ser muy
peligrosa y hasta trágica.
Estamos ante un fenómeno común en sociedades de masas,
potenciados por la difusión de los medios de comunicación social:
insatisfacciones de origen diverso se van acumulando silenciosamente hasta que
un hecho determinado, simbólico, dispara la protesta social. Entonces, pumm!! Viene
un caos, desorden, malestar, protestas, gente indignada e infinitas situaciones
humanas más. Este artículo está enfocado hacia España pero es totalmente valido
para cualquier otro país.
Esto ya ha ocurrido en varios países del mundo desde hace
mucho tiempo y la han pagado con mucha sangre, sudor y lágrimas. Un país
suramericano es un caso muy triste que refuerza el refrán antes citado.
Lo ideal y recomendable (como única solución) es resolver
como sea posible la situación existente y no caer en tentaciones que serán
mortalmente lamentables.
¿Cuál debe ser la actitud y posición adecuada?: corregir y
mejorar todo aquello que no funciona, incluyendo: excretar a los políticos
existentes causantes de tanto caos. Por cierto, los políticos son elegidos y
decididos en esa fábrica llamada partidos políticos; los ciudadanos no tienen
derecho a tomar esas decisiones.
Los seres humanos tenemos propensión a ser maniqueistas:
veamos un ejemplo: tenemos, un sistema democrático, de libre mercado, de
respeto (más o menos) a la propiedad privada, separación de poderes (más o
menos), estado de derecho imparcial y no discrecional (más o menos), poca
interferencia de los políticos en los distintos poderes (bastante deficiente,
funciones de Hacienda consideradas muy vigilantes (muy deficiente dada sus
parcialidades hacia los distintos grupos sociales), contamos con un sistema
sanitario (ahora es prácticamente nulo), nos habían clasificado como país con
bienestar social (paso a la historia) y así sucesivamente.
La gente se molesta, desencanta y protesta porque ha perdido
muchos beneficios que disfrutaba en el pasado. ¿Cuál es el peligro de todos
estos cambios hacia lo negativo?: que el colectivo social opte por tomar
sistemas políticos opuestos totalmente tales como socialismos radicales y
comunismo de los cuales solo se benefician y disfrutan todos aquellos que están
en el poder. Ese es el peligro de la propensión maniqueista de los seres
humanos.
Lo ideal es
perfeccionar y depurar el sistema que tenemos.
Considero que el tema bancario es fundamental porque fue la
chispa que origino esta candente barbarie de desorden. Algunos me criticaran de
recurrente en el tema bancario y político pero es necio tocar un tema sin
abordar las verdaderas causas que
originan malestar y perdida del estado de bienestar que se había logrado; es
muy triste que España tenga que bajar la cabeza y seguir las ordenes y
lineamientos de otros países que si han sido ordenados en el manejo del dinero
público.
Más aun, a los
conductores del País (políticos), para nada les preocupo ni tomaron en cuenta
dos factores de primerísima importancia en un País: que sus políticas sean
sustentables y sostenibles; en este aspecto, otros países cercanos al nuestro
si lo tomaron en cuenta y están cobrando sus beneficios en esta época de crisis
mundial.
Cuando comenzó la crisis, los políticos de turno se avocaron
a rescatar a los bancos sin análisis previos, concienzudos y consultados de
manera democrática.; se lanzaron sin pensarlo ni dudarlo; ¿curioso, verdad?.
Los bancos solo deben ser rescatados cuando se compruebe (el
asunto es: ¿quién es el que va a comprobar, si todos están comprometidos?) que
han dado créditos de manera correcta y ética y se producen impagos. Sin
embargo, un banco no debe ser rescatado cuando los banqueros dan créditos
indebidos y utilizan el dinero de los ahorristas para hacer malabarismos
financieros.
Los políticos están totalmente involucrados en el mundo
bancario y, el caso más patético es el de las cajas de ahorro. Los partidos
políticos están estrechamente (mediante los consejeros, nombrados a dedo por
los políticos) relacionados a los banqueros caja ahorristas.
El asunto grave está en el hecho que los partidos políticos
en España se “auto regulan” y por tanto, no se autocritican y mejoran
éticamente, al contrario de otros países en los cuales los partidos políticos
son regulados y vigilados por entes externos al partido (por ejemplo,
Alemania).
El problema bancario español se generó porque los bancos
crearon o utilizaron infinidad de sociedades y compañías para desviar el dinero
que provenía de las colocaciones del Estado (nominas, pagos sanitarios, dinero
de Hacienda y pare usted de contar).y sobre todo, del dinero de todos nosotros
los incautos que depositamos nuestro dinero en las fauces de los dragones
financieros.
Resumiendo: más vale malo conocido que podamos mejorar que “bueno”
por conocer y que probablemente tengamos que lamentar.
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