viernes, 8 de febrero de 2013

NARCISO Y ECO MITOLOGÍA GRIEGA


Eco era una joven ninfa de los bosques, parlanchina y alegre. Con su
charla incesante entretenía a Hera, esposa de Zeus, y estos eran
los momentos que el padre de los dioses griegos aprovechaba para
mantener sus relaciones extraconyugales. Hera, furiosa cuando
supo esto, condenó a Eco a no poder hablar sino solamente
repetir el final de las frases que escuchara, y ella,
avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar,
recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.


Por su parte, Narciso era un muchacho precioso, hijo de la ninfa Liríope.
Cuando él nació, el adivino Tiresias predijo que si se veía su imagen en un
espejo sería su perdición, y así su madre evitó siempre espejos y demás
objetos en los que pudiera verse reflejado. Narciso creció así hermosísimo
sin ser consciente de ello, y haciendo caso omiso a las muchachas que
ansiaban que se fijara en ellas.


Tal vez porque de alguna manera Narciso se estaba adelantando a su
destino, siempre parecía estar ensimismado en sus propios pensamientos,
como ajeno a cuanto le rodeaba. Daba largos paseos sumido en sus
cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a las inmediaciones de la cueva
donde Eco moraba. Nuestra ninfa le miró embelesada y quedó prendada de
él, pero no reunió el valor suficiente para acercarse.


Narciso encontró agradable la ruta que había seguido ese día y la repitió
muchos más. Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia,
temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una
ramita puso a Narciso sobre aviso de su presencia, descubriéndola cuando
en vez de seguir andando tras doblar un recodo en el camino quedó
esperándola. Eco palideció al ser descubierta, y luego enrojeció cuando
Narciso se dirigió a ella.
- ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues?
- Aquí... me sigues... -fue lo único que Eco pudo decir, maldita como estaba,
habiendo perdido su voz.


Narciso siguió hablando y Eco nunca podía decir lo que deseaba. Finalmente,
como la ninfa que era acudió a la ayuda de los animales, que de alguna
manera le hicieron entender a Narciso el amor que Eco le profesaba. Ella le
miró expectante, ansiosa... pero su risa helada la desgarró. Y así, mientras
Narciso se reía de ella, de sus pretensiones, del amor que albergaba en su
interior, Eco moría. Y se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin
moverse, repitiendo en voz queda, un susurro apenas, las últimas palabras
que le había oído... "qué estúpida... qué estúpida... qué... estú... pida...". Y
dicen que allí se consumió de pena, tan quieta que llegó a convertirse en
parte de la propia piedra de la cueva...


Pero el mal que haces a otros no suele salir gratis... y así, Némesis, diosa
griega que había presenciado toda la desesperación de Eco, entró en la vida
de Narciso otro día que había vuelto a salir a pasear y le encantó hasta casi
hacerle desfallecer de sed. Narciso recordó entonces el riachuelo donde
una vez había encontrado a Eco, y sediento se encaminó hacia él. Así, a
punto de beber, vio su imagen reflejada en el río. Y como había predicho
Tiresias, esta imagen le perturbó enormemente. Quedó absolutamente
cegado por su propia belleza, en el reflejo. Y hay quien cuenta que ahí mismo
murió de inanición, ocupado eternamente en su contemplación. Otros dicen
que enamorado como quedó de su imagen, quiso reunirse con ella y murió
ahogado tras lanzarse a las aguas. En cualquier caso, en el lugar de su
muerte surgió una nueva flor al que se le dio su nombre: el Narciso, flor que
crece sobre las aguas de los ríos, reflejándose siempre en ellos.


Leyenda de la mitología griega
Redacción: www.embrujando.iespana.es/eco.


ANÁLISIS DEL MITO


El narciso (del griego narke, que significa "narcosis" ) era conocido en Grecia por su capacidad de producir sueño, incluso en las divinidades. Tal como le sucedió a Perséfone, que quedó adormecida por su perfume. Oportunidad que aprovechó Hades para raptarla fácilmente y llevársela a su mundo subterráneo.


Ya en la antigüedad existía en Tespia una fuente llamada Narciso que brotaba de una roca con la que formaba eco. Precisamente florece el narciso en primavera cerca de las fuentes en donde les gusta reflejarse para luego, en invierno, marchitarse. Con estos datos es fácil entender este interesante mito, pero también hay que señalar la enorme repercusión que ha ejercido tanto en el mundo de las letras o el arte como en el de la psicología.


"Narciso" ha inspirado a escritores de la talla de Oscar Wilde o Paul Valery, y ha sido objeto de estudio por filósofos como Gastón Bachelard, quien afirmaba que el agua era un espejo donde se refleja un yo idealizado que no se corresponde con la verdadera imagen.


Sin embargo, el término "narcisismo" no fue acuñado hasta 1899 por el psicólogo P. Naecke. Sigmund Freud, por su parte, incluyó el concepto de narcisismo en su teoría sobre el comportamiento sexual del ser humano.


El narcisismo es el enamoramiento de sí mismo y, en definitiva, la consideración del placer como aquél que procede del propio yo interior.


Fuente del análisis:
Libro: “HEROES  MITOLOGICOS”
Autor: M R Padilla