sábado, 22 de septiembre de 2012

EL DESTINO Y ALBEDRÍO JUGUETEAN JUNTOS


Voy jugando con el destino y el destino va jugando conmigo; nos vamos entrelazando a través del tiempo en una danza de sorpresas, sobresaltos y encantos; logro sorprenderle a ratos y luego él me toma desprevenida e impávida sin que nada pueda hacer.
Calculo, planifico, soy metódica y logro torcerle algo de su terco y recalcitrante ser pero en un instante puedo ser revolcada por él.
El camino está plagado de esas piedras de azar, que algunas veces logro más o menos esquivar.
Hoy soy lo causal pero mañana no lo sabré porque lo casual se interpone en mi camino lleno de obstáculos de probabilidad.
Ese camino es engañoso para muchos que creen que esta trazado y no hay nada que hacer; para aquellos que creen poderlo doblegar, también.
El destino coquetea sobre el jardín del orden y eso es verdad; las flores del orden se hacen hermosas con mi buena actitud como también la hierba mala del caos es alimentada con mis torcidos pensamientos y acciones.
El sendero tiene dirección y sentido y existe o desaparece por la lluvia del azar; nadie lo puede prever.
Hoy voy muy cómoda caminando sobre él pero de repente me siento perdida sin sendero a donde ir; él es pura ilusión y espejismo y debo hacer como el buen sabueso que sigue el rastro sin ver el camino, oliendo solo los indicios.
Vuelta de nuevo, mientras una parte la construyo con mi firme voluntad y determinación, viene una inesperada corriente de sorpresas empeñada en torcerla a su voluntad.
Veo que su voluntad y la mía no viven ni en el mismo tiempo ni lugar y por ello jamás se podrán reconciliar.
Hay de todo por estos parajes inesperados; por allá va un caminante seguro de sí mismo haciendo lo que debe hacer y sigue sin importarle a donde irá. Por allá, va otro muy cerca de él pero sin que se logren ver; va empecinado en torcer el camino y da muchos traspiés; al final, para cualquiera de ellos, no habrá premio ni castigo, ni ganador ni perdedor, sino trascendencia de ver o, confusión de no ver.

viernes, 14 de septiembre de 2012

PAÍS SUSTENTABLE Y SOSTENIBLE


Las diferencias entre un país sostenible y sustentable  y el país que no lo es la establecen sus políticos.

Cuando se creó la unión europea, en ese momento ya existían políticos con mentes de futuro y políticos con mentes oportunistas. Habían políticos que pensaban en la sustentabilidad y sostenibilidad de sus países y habían políticos que solo veían grandes oportunidades de negocios; pasaron los tiempos de bonanzas y se entro en el túnel de la oscuridad económica; transcurrieron unos cuantos años y ocurrió lo que tenía que ocurrir: los países que no tenían tradición de políticos responsables, sucumbieron ante el huracán de malos tiempos; en cambio, aquellos pocos países dotados de una privilegiada elite de políticos-estadistas responsables han podido enfrentarse a las vicisitudes de los tiempos difíciles; las ardillas, las cigarras y muchas criaturas mas saben de la ocurrencia cíclica de los tiempos buenos y los malos y por eso guardan a futuro.

El término sustentable está arraigado, por ejemplo, en la mente del buen padre de familia cuando no gasta más de lo que puede, cuando no se endeuda más de la cuenta y cuando no hace gastos superfluos en obras dentro de la casa que puedan poner en el futuro un riesgo para su familia. El buen padre de familia tampoco se va con amigotes a jugar y hacer apuestas riesgosas y temerarias con el deseo codicioso de ganarse un dinero extra caído del cielo. En fin, para ese padre responsable y ejemplar primero están los intereses concretos de su grupo familiar que estrambóticos sueños de presunción. En resumen, el buen padre de familia piensa en la prosperidad y progreso de su grupo y es su meta más sagrada. En contraposición, los políticos irresponsables quieren prosperidad y progreso en el sentido más egoísta posible: para captar rentas y manipular a su antojo todo lo captado a través de infinitos recursos y sortilegios que rayan en la magia.

En resumidas cuentas, lo sustentable se refiere al balance del dinero seguro que entra, el que sale de manera obligada, el que se pudiera gastar adicionalmente y lo que se puede guardar. Claro está, el arte, la ciencia y el buen sentido común en determinar cuánto se puede gastar adicionalmente y en cuanto se puede endeudar y, esta es la parte que no dominan o no quieren conocer los políticos de mente succionadora del dinero.

Lo sostenible se refiere más bien al tiempo; siguiendo con el ejemplo de la familia, el buen padre debe preguntarse permanentemente si puede seguir con el ritmo de gastos y endeudamiento que va llevando y tener prudencia ante sospechas de eventualidades futuras que puedan ocurrir para evitar entrar en crisis.

Evidentemente la economía de un país es infinitamente más complejo al que ocurre en un núcleo familiar y la comparación del buen padre solo tiene la finalidad se resaltar los términos de responsabilidad, sentido común, buen juicio y amor y respeto a su grupo familiar.

Los países no se comportan como los organismos vivientes; si lo hiciesen funcionarían de manera armónica, estable, sustentable y sostenible.

En los organismos vivientes cada una de las partes cumple una función vital dentro del todo del organismo; ninguna parte quiere dominar sobre las demás, lo cual no implica que no existan centros de control funcionales; evidentemente, ninguna de las partes posee esa peculiaridad humana llamada ego.

En los países disfuncionales, al contrario que en los organismos, existen partes que si quieren dominar a las demás y aprovecharse de ellas.

La simbiosis de los políticos con los grupos económicos poderosos domina y se aprovecha del resto de las partes, que en este caso es el colectivo o la gran mayoría. Domina cuando el estado de derecho no es inclusivo e igualatorio para todos y se aprovechan cuando desvían, manejan y hasta se apoderan de una parte de las riquezas del país que debían pertenecer al colectivo. Los medios para lograr estas sutilezas son muchos y por citar solo uno, las cajas de ahorro.

En los países disfuncionales los políticos no son estadistas y tampoco están preparados  resolver eventualidades ni crisis; jamás piensan mas allá de un lapso de tiempo correspondiente a los periodos electorales; lo mas que saben hacer en tiempos de crisis es recurrir al colectivo para que con su esfuerzo (trabajo) y sacrificio (recortes) la amortigüen sin exigirle cuotas de responsabilidad y sacrificio a los grupos económicos poderosos, responsables casi siempre de las crisis. Los políticos se la arreglan para que el congreso de diputados evada una de las funciones más importantes como es la rendición de cuentas. 

Comienza así un proceso de impunidad creciente totalmente dañino para el estado de derecho y la democracia; además, van acomodando el sistema electoral de tal manera que los partidos políticos pueden llegar a ser verdaderos centros de poder cerrado, sin inclusión del colectivo en la toma de decisiones y exigencias de responsabilidades.

Siguiendo con las comparaciones biológicas, el grupo simbiótico anteriormente definido (políticos-grandes empresas) se comporta a su vez como si fuese un organismo saprofito que se aprovecha del colectivo. Recordemos que los organismos saprofitos (como los hongos) no producen clorofila y por tanto no pueden sintetizar materia orgánica y es por ello que recurren y aprovechan la materia orgánica en descomposición que encuentra a sus alrededores.

En esta analogía la materia orgánica es la riqueza de un país y en vista que los políticos de los países disfuncionales no saben crear riquezas ni les importa, no les queda más remedio que aprovechar la riquezas que producen los demás mediante múltiples mecanismos, por ejemplo las rentas, grandes obras innecesarias, cajas de ahorro, desviación y colocación de fondos públicos en herramientas financieras no seguras y otras más. Los políticos de los países disfuncionales son perezosos para crear riquezas.

Para crear riqueza en un país es indispensable invertir de manera sincera, permanente y efectiva en educación, investigación e innovación; además, se debe promover mediante leyes inclusivas el desarrollo verdadero de las pymes.

Un país funcional es aquel en el cual un gran porcentaje del colectivo posee gran parte de las riquezas. En un país disfuncional más del 95 % de las riquezas están en muy pocas manos (3 por diez mil), dejando las riquezas del colectivo como un patrimonio de vida no muy holgado.

Concluimos hasta ahora que un país sustentable y sostenible es además un país funcional con cualidades muy bien definidas de su clase política, que es la verdadera artífice y responsable de gran parte del acontecer incluyendo: el bienestar y la riqueza para todos.

En la dirigencia política reside el éxito y grandeza de un país o su fracaso y sufrimiento.




viernes, 7 de septiembre de 2012

LA MAQUINA SE ESTA OXIDANDO


El aparato productivo es como una maquina: hay que estar pendiente de ella,  darle mucho cariño y mantenimiento constantemente para que siga funcionando eficientemente; si la abandonas a la pasividad, estará muerta.

El encargado de operar la maquina dio órdenes estrictas de no darle mantenimiento y, dejarla como esta; más aun, declaro una medida radical: no se gastara ni un Euro en engrasarla ni reponerle repuestos: debemos ser radicalmente austeros para que la maquina sobreviva; añadió, además: tengan fé en mí, no hay otro camino y no es mi culpa; he sido obligado a efectuar este plan de mantenimiento, así que repito, no es culpa mía.

El resultado es que la maquina se está oxidando y entrando en un círculo vicioso: el desempleo aumenta, la productividad está decayendo de manera lastimosa y penosa y el famoso PIB se está yendo al traste.

¿Incentivar  a las pequeñas y medianas empresas?

-Ni pensarlo!, austeridad es austeridad.

¿Aprovechar fuerzas de trabajo no tradicionales, como tercera edad e inmigrantes?

-Ni se les ocurra!, si nos quedamos inactivos la maquina se curará, crean en mi.

-Pero Don operador, tenemos innumerables productos únicos que son los mejores del mundo; deberíamos inundar los anaqueles de muchos países, por ejemplo, latino América. Nuestra juventud se está desalentando y la gente mayor está entrando en depresión; no basta la austeridad pasiva; necesitamos la austeridad activa y agresiva y ser de nuevo lo que habíamos logrado. Los círculos viciosos son mortales, así que debemos entrar en un círculo virtuoso.

Debemos utilizar fuerzas de trabajo no tomadas seriamente en cuenta en el pasado: la gente mayor puede aportar mucho en cuanto a experiencia, las Pymes deben ser tratadas con nuevos enfoques; los inmigrantes pueden ser un apoyo invaluable y las grandes empresas y banca deben poner una cuota gorda de sacrificio (cosa difícil por la afinidad tan grande que tienen con los que operan el país).

El tiempo pasa y el malestar aumenta; hay mucha gente que las está pasando muy duras. El operador actual era la oposición del operador que dejo el cargo y su obligación era alertar a tiempo de los problemas que ocurrirían y que estamos padeciendo ahora; no basta con echar culpas ahora cuando se fue partícipe de conocimientos de información vital del país en aquellas épocas de opositor.