miércoles, 26 de enero de 2011

BIENESTAR Y SATISFACCIÓN SOCIAL – SATISFACCIONISMO

Si el capitalismo produce bienestar en la población, viva el capitalismo.

Si el capitalismo produce malestar, muera el capitalismo, debe ser desechado.

Si el comunismo produce bienestar en la población, viva el comunismo.

Si el comunismo produce malestar, muera el comunismo, debe ser desechado.

Si determinado socialismo produce malestar o bienestar, muera o viva ese socialismo.

Muchos partidos políticos dispersos por el mundo se autodenominan o utilizan las palabras tales como: socialistas, sociales, liberales, populares o democráticos sin embargo una vez en el poder o no ayudan al bienestar social colectivo o se inclinan en favorecer a los poderosos grupos económicos (sin que la gente se percate de ello).

La satisfacción es la consecuencia del bienestar. La frustración es la consecuencia del malestar. Uno produce felicidad, el otro, infelicidad y dolor.

El hecho real es que dentro del capitalismo hay un porcentaje de población que vive en pobreza crítica y extrema pero un gran porcentaje vive en bienestar (y hasta en confort).

En el comunismo ha existido y existe una igualación de la mayoría hacia la pobreza y miseria (la historia lo demuestra de manera absoluta e indiscutible) y siempre con una generosa dosis de represión y opresión; claro está, un pequeño grupo vive en excesos de lujos (elite burocrática).

Todos los seres humanos somos ambiciosos y deseamos ser, llegar a ser y deseamos poseer; primero yo, después los demás; mas aun, todos deseamos que se nos respete nuestra individualidad, nuestra creatividad e iniciativas.

Debemos partir desde estos puntos esenciales y elementales para generar cualquier teoría social económica. Los planteamientos sociales que no tome en cuenta la esencia la naturaleza egoica humana estarán destinados al fracaso y causara sufrimiento.

Cualquier ser humano tiene en su esencia la iniciativa propia aunque sea muy simple y ligera. Un estado que quiera extirpar este sentimiento estará condenado al fracaso. No existen seres humanos que puedan dirigir el estado con extrema pulcritud y honestidad, por tanto, al estado no se le debe otorgar la dirección absoluta del destino de la colectividad.

La naturaleza humana debe ser muy bien entendida antes de hacer teorías sociales y económicas. Se han hecho unas cuantas en el pasado sin tomar en cuenta la idiosincrasia egoísta humana y ellas han causado estragos en la sociedad; precisamente por la depravación y degeneración que se produce en los gobernantes en los regímenes absolutistas (aquellos donde el estado lo decide todo) . Lo primero es entender la esencia humana.

El capitalismo por su parte promueve el crecimiento de grupos económicos tan poderosos que se asemejan a bestias indomables e incontrolables; estas fieras no tienen patria sino predios de explotación dispersos por el mundo; a la larga podrán causar gran miseria y degradación humana.
¿Qué hacer?, ¿Qué decidir?, ¿por cuál decidirnos?, ¿Quizás debamos desechar ambos sistemas?.

El capitalismo produce bienestar en buena parte y el comunismo ha producido malestar de manera generalizada hasta ahora y ha sido desterrado de muchos países (demostrado real e históricamente). El capitalismo tiene graves fallas, es verdad.
¿Qué hacer?, ¿Qué decidir?, ¿por cual nos decantamos?.

Por de pronto, desechar aquellas propuestas que producen continuamente malestar y que solo ofrecen bienestar a futuro (que nunca se alcanza); detesto que me ofrezcan e ilusionen eternamente con ofrecimientos futuros irrealizables. Es inaceptable que le pidan a la sociedad un sacrificio presente interminable para obtener el paraíso futuro.

Gramaticalmente hablando, los discursos populistas siempre están construidos en tiempo futuro o en gerundio.

El comunismo ha demostrado ser una verdadera entelequia y el capitalismo ha demostrado ser una trampa “atrapa ingenuos” mediante el consumismo desenfrenado.

Los regimenes comunistas han demostrado historicamente que los individuos deben estar al servicio del estado y no al contrario.

¿Con que nos quedamos?

Simplemente mejorar los sistemas que mal que bien ofrecen soluciones inmediatas ciertas.

El sistema de libre mercado con regulaciones muy transparentes dirigidas por el estado debería ser el punto de comienzo. A todo ser humano le fascina auto determinarse y seguir su vida con libertad, ¿Por qué no respetar ese principio?.

El sistema capitalista es perfectible porque depende de muchas partes que coexisten en estado de libertad, con regímenes democráticos y con un respeto a los derechos humanos bastante aceptable. El comunismo jamás podrá ser perfectible porque el estado es autocrático, antidemocrático y con un nivel de respeto a los derechos humanos prácticamente nulo.

El respeto a los derechos humanos se refiere, por ejemplo, a libertad de expresión en todos sus sentidos, libertad de autodeterminación del individuo, libertad para elegir a gobernantes, juicios en un sistema judicial imparcial e independiente, libertad para disentir de la ideología y acciones del estado, libertad para realizar actividades de iniciativa propia y otras. Adicionalmente, en los sistemas comunistas siempre se genera una elite burocrática que posee un nivel de vida que no está acorde con la ideología que pregonan (burguesía comunista, ratificada históricamente).

¿Por qué no mejorar lo que funciona más o menos bien en lugar de insistir en sistemas que han demostrado no funcionar jamás y han causado estragos en el bienestar de la población?

Muchos gobiernos que se autodefinen como socialistas, entendiéndose de manera simple como aquellos que quieren defender a los económicamente débiles, en la práctica son títeres y defienden los intereses de los grupos económicos poderosos. En aquellos momentos de crisis económicas le piden sacrificios a la colectividad pero al mismo tiempo, inmediata y diligentemente, corren presurosos a socorrer a los banqueros.

Las naciones de todo el mundo deberían combatir a aquellos gobiernos que no demuestran un desempeño democrático o, por lo menos, no apoyarlos. Las naciones deberían ser muy celosas con el funcionamiento honesto de sus organizaciones internacionales y no deberían permitir los desafueros de sus secretarios generales.

El buen funcionamiento de esas organizaciones incidiría notablemente en la defensa de los derechos humanos y el bienestar social.

¿Cómo mejorar el capitalismo y los sistemas de libre mercado?, aparentemente luce muy simple el asunto pero en la práctica es realmente complejo. El único punto de comienzo a sus desvaríos económicos seria la verdadera y real implementación honesta de impuestos sin corruptibilidad de burócratas.

Un estado honesto regularía radicalmente las intenciones y acciones de los grupos económicos dominantes y poderosos; la banca, los grupos financieros y las transnacionales son los que determinan al final el bienestar poblacional. El estado debe contar con gobernantes impecables moralmente para no caer en las tentaciones que les ofrecen los gigantes grupos económicos.

Los regímenes totalitarios jamás podrán tener burócratas honestos, sin embargo, los gobiernos democráticos si podrán alcanzar niveles aceptables de honestidad. La inmaculidad es una falacia.

La esencia a la solución del problema está en lograr un estado que logre regular de manera justa los ímpetus ambiciosos de las transnacionales y las necesidades colectivas; ese estado logrará el éxito del bienestar social (no será fácil).

Los grupos poderosos tienen los recursos económicos y tecnológicos para prostituir la voluntad de muchos gobernantes y convertirlos en sus títeres. Este es el punto crucial y el gran reto a resolver.

Una vez más, el común denominador de los defectos de ambos sistemas reside en la esencia egoica de los seres humanos y cabe destacar que la represión y opresión es un factor que los magnifica.

¿Qué debe hacer el ciudadano para evitar que inmorales penetren el gobierno del estado?.

Como comienzo, es primordial estar muy atentos y alertas ante los movimientos de sus gobernantes y execrarlos a su debido momento y además, estar muy sigilosos y prevenidos a los grupos económicos híper desarrollados que muchas veces son favorecidos por la mano de los gobernantes inescrupulosos; hay que denunciar incansablemente sus abusos.

Esto implica seguir los pasos y las palabras de los gobernantes: aquellos que salen raudos y veloces a socorrer a todos aquellos grupos económicamente robustos que se ven en aprietos por sus avaricias. Las grandes (y pequeñas) crisis económicas tienen nombres y apellidos y, tienen también sus cómplices burocráticos (insisto en ello).

El colectivo debe dejar la posición apática e indiferente de no prestarle atención a sus gobiernos y a sus transnacionales que tarde o temprano le conducirán al malestar y desasosiego.

El mejor sistema social-económico y de gobierno será aquel que produzca en el momento presente inmediato el mayor grado de felicidad y satisfacción en la mayor parte de su población. Esto podría llamarse satisfaccionismo; este término debe implicar el causar el mayor bienestar posible en el presente sin ofrecimientos futuros: muchos hechos satisfactorios y poco discurso.

Todos los seres humanos, cuando tenemos oportunidad, tenemos ambiciones ilimitadas; la clave del asunto está en utilizar reglas de juego realmente justas y honestas para regularlas (sin intentar extirparlas, lo cual sería una torpeza).

Hasta ahora esa labor se ha llevado a cabo en su más mínima expresión.

¿Capitalismo?, ¿comunismo? O ¿satisfaccionismo?

domingo, 16 de enero de 2011

IMPORTANCIA INDIVIDUAL

¿Qué hace que un individuo sea más importante que otro?

¿A que se debe que el trato hacia los individuos varíe según se trate de quien sea?

La respuesta más inmediata que se encuentra se resume en el utilitarismo y la imagen. La apariencia es parte de nuestras vidas al igual que el sentido utilitario.

El individuo por si solo tiene muy poco valor; el darle valor humano a un individuo independientemente de sus cualidades morales y éticas es prácticamente una utopía.

Expresado de otra manera, uno tiene valor como individuo en función de lo que uno aporta, dá o simboliza, sea lo que fuere. Lo que realmente siente una persona hacia otra es algo muy personal y escondido a nivel de subconsciente; lo que aparenta una persona en su trato y sentimientos hacia otra no se corresponde a lo que realmente subyace dentro de sí.

El individuo esta prácticamente obligado a mantener un protocolo preconcebido en el trato y las relaciones con otros individuos y al mismo tiempo trata de sacar provecho si se puede; si no se le puede sacar utilidad de ningún tipo a determinado individuo, este pasará al saco de la indiferencia.

¿Uno le da el mismo valor humano a un mendigo que a un premio Nobel?

¿Uno tiene el mismo interés por un anciano pobre que por un artista famoso al verlos a ambos en la calle?

¿Tiene el mismo interés para la sociedad un profesional joven que un pensionado de avanzada edad y sin recursos?

¿Tiene uno el mismo trato hacia las diferencias étnicas y de nacionalidades?

¿Un político trata por igual a la gente antes de las elecciones que después de ella?; de hecho solo cargan críos y le dan besos a los ancianos en público en las contiendas electorales.

Uno siente admiración, interés y curiosidad por individuos tales como artistas, personas de la nobleza, profesionales brillantes, individuos adinerados, escritores famosos, científicos, políticos, religiosos de alta jerarquía y muchos otros más.

¿Uno ve igual a persona apuesta, exquisitamente vestido o vestida bajando de un espectacular coche que a otro cualquiera mal vestido, con fea apariencia física y a pie por la calle?

¿Por qué los vemos diferentes?

¿Desde nuestros empleos y trabajos vemos a todos iguales aunque mantengamos el mismo trato aparente para todos?

¿Nuestros amigos y familiares tratan a todos los individuos por igual o establecen tratos preferenciales para unos e indiferentes para otros?

¿Cuál es el trato que le damos a todo aquel que no tiene nada que aportar?; cuando se dice nada se quiere significar todos los aspectos de la vida en relación (laboral, familiar, social).


Un experimento interesante sería transformar la apariencia de un millonario en mendigo y la de un mendigo en millonario y observar el comportamiento de la gente respecto a ellos.

Por cierto, la palabra persona viene del latín persona, o sea mascara usada por un personaje teatral y la palabra individuo proviene del latín individuus, que quiere decir indivisible (la unidad mínima y no divisible menor en un grupo es el individuo). Sin embargo, nuestra mente esta infinitamente dividida en el momento en que discriminamos, seleccionamos, preferenciamos y sobre todo cuando damos una imagen nuestra a los demás que no se corresponde realmente con lo que somos, sentimos y pensamos.

domingo, 2 de enero de 2011

HIPOCRESÍA Y CEGUERA GLOBALIZADA

Es asfixiante el nivel de extrema ceguera indolente que existe en el mundo; ver tanta hipocresía e impunes atrocidades que embotan por cansancio la mente de cualquiera.

A nivel globalizado, hay un juego complicado e inexplicable entre aquellos que de una manera u otra tienen que ver con el destino de muchas personas: líderes sociales, políticos y religiosos, empresarios y transnacionales.

Las grandes organizaciones internacionales entre países y las organizaciones no gubernamentales que supuestamente están destinadas a proteger los intereses de libertades y respeto a los derechos humanos han sido penetradas y contaminadas con la fuerza doblegadora del dinero.

Estamos presenciando una prostitución globalizada de dirigentes y organizaciones internacionales; el común denominador más resaltante es la hipocresía: muchos hacen ver lo que no son y muchos esconden lo que realmente son; el aparentar ser un bastión de los valores y ética siendo al mismo tiempo un depravado soterrado, les da un placer orgásmico. La repetición de la frase “defender las instituciones democráticas” da francamente nauseas por cuanto la realidad es otra.

Muchos de estos personeros hablan hasta el hastío sobre los derechos humanos, sobre las libertades y la democracia pero la realidad es otra y lo que ocurre en la práctica es muy distinto al discurso hipócrita. El mundo actual esta energizado por la ambición del dinero y el poder; al mismo tiempo, las sociedades de todas partes del mundo están perdiendo velozmente las reivindicaciones y derechos adquiridos durante muchos años.

El exceso de dinero del cual disponen algunos tiranos en el mundo logra comprar y doblegar las pútridas almas de muchos dirigentes de organizaciones internacionales.

La contrapartida social es que una gran mayoría no quiere ver la realidad en la cual viven y en parte es debido al poderío que va adquiriendo el sistema económico mundial; es como una gigantesca máquina con una fuerza de inercia demoledora y aquellos que se distraen un instante, reflexionando sobre esa realidad pierden ventajas frente a otros que están imbuidos en sus trabajos hipnotizantes; es como una competencia de carrera muy rápida en la cual nadie se puede distraer.

El sentimiento de distinguirse frente al vecino, poseer y llegar a ser más que otros deprava, desnaturaliza y corrompe la mente y ello no es más que una vanidad desenfrenada.

Instituciones y organizaciones tanto de países como internacionales exudan un nivel de seriedad y responsabilidad francamente asombroso pero la realidad, muy bien disfrazada y camuflada, es otra; esas exudaciones no son más que pus del ego enfermo. En esa batalla por demostrar quién es el más hábil o exquisito en el arte de la hipocresía, todos se sienten triunfadores.

Secretarios generales de organizaciones de países se muestran muy complacientes frente a gobiernos sin democracia de desempeño y sin embargo manifiestan un descarado rechazo frente a gobiernos de países que luchan por vivir en autentica democracia; ¿Qué hay detrás de ello?, no hay que rebanarse mucho el seso: dinero y poder con grandes dosis de hipocresía.

Presidentes de países democráticos coquetean con dictadores de países que hacen ver que desempeñan democracia, solo por el atractivo del dinero y la defensa de los intereses de sus transnacionales en esos países. Eso sí, estos seudo presidentes se llenan la boca presumiendo en sus discursos de ser paladines de la democracia, la pulcritud moral y respeto a los derechos humanos; farsantes de oficio.


Los seres humanos somos sumamente extraños y no nos damos cuenta; más aun, todo nos parece normal y pensamos que no podríamos ser de otra manera.

Me ocurre a menudo que siento estar viviendo en un mundo de fantasía, un mundo irreal que parece de sueño, más bien de pesadilla; pero no, esa es la realidad.
Hay una separación absoluta entre la realidad, lo que es o lo que sucede y el mundo de las ideas, del discurso y del hablar.