viernes, 12 de diciembre de 2008

Hojas vacias

La mirada se resbala sobre el papel plagado de palabras secas, como las hojas del otoño frío; embelesado y con los ojos acuosos, borbotones de sentimientos afloran de la tierra del alma angustiada.
Palabras vacías recubiertas de encanto y sabor, dan emoción y ganas de vida; ¿vida y emociones vacías?; al igual que el agua pútrida con que se riega el huerto, la marchites prospera.
Hay que reconocer la asombrosa energía que prodiga lo viejo y mustio en algunas almas adoloridas; energía que también poseen los destructivos huracanes y sismos.
Lecturas y palabras vacuas motivan al alma que agoniza dentro del cuerpo pleno de energía; es como la muerte en vida, de aquel que deambula ilusionado por el desierto plagado de espejismos.
Que lejos está el paraíso en la mente ilusa y perdida.
La nostalgia y melancolía son crueles compañeros al igual que las emociones baldías.
Lo sagrado! Lo sagrado!, palabra mágica que enciende pasiones y prende rencillas.
Muletas, apoyos y sostenes son requeridos para proseguir la vida del débil y enclenque de espíritu.
Lo feo nace de lo bello, al igual que el veneno de la colorida y hermosa serpiente.
Y la violencia nace de las emociones contaminadas y confundidas; lo hermoso no justifica el caos como tampoco las bellas palabras vacías.
Afanosos empecinados enredan las palabras con la realidad y lo vacuo con la vida y así transcurren con sus penosas existencias; la confusión y el caos se esparcen como pelusas que lleva el viento; pero lo que se lleva el viento, algún día sedimenta y germina.
Lo sagrado no esta plasmado en las hojas mustias sino en la actitud pura con que se mira, se escucha y medita.
Lo sagrado esta en un instante de vida que abandona al embarrado recuerdo nostálgico. Un instante vacío parecido al absoluto olvido.
¿Quién podría atreverse a demostrar que la palabra vacía plasmada en el papel, es más importante que la vida en paz y tranquila?

La masa indiferente

Están amasando a la masa, siempre la amasaron y la amasaran.
Ella se deja amasar fácil y dócilmente; es muy manejable y la
buena manipulación le da la forma deseada.
No se opone ni se endurece y siempre adquiere la forma que le
dan las mágicas manos que la moldean.
Ella por si misma es amorfa y no tiene personalidad; tan amorfa
que la llevan al suelo y todavía se aplana y aplasta sin resistirse.
Es tan manipulable que por si misma nada hace; no se organiza
ni es capaz de decirle a las incansables manos: ya basta!
Por eso, la masa siempre será amasada; por su conformismo y
flacidez de acción.
Las manos siempre harán con ella lo que les venga en gana;
la podrán golpear, torcer, apretar, seccionar, tirar contra el
piso y aplastarla hasta la delgadez.
Las manos hábiles saben mucho acerca de la masa y por eso se
aprovechan a perfección de ella.
Ella es muy útil y necesaria para las hábiles y diestras manos
por eso siempre será utilizada y amasada.
Lo mejor que le que puede suceder a las hábiles y manipuladoras manos
es la indiferencia de la masa.