viernes, 20 de mayo de 2011

VOTACIONES ELECTORALES Y GASTRONOMIA

Imaginemos que vamos a un restaurante y nos presentan la carta en la cual solo aparecen dos platos, uno peor que el otro y los dos francamente asquerosos.

¿Qué hacemos?

¿Escogemos un plato para salir del paso?

O simplemente nos levantamos y nos vamos dado que las dos alternativas no satisfacen ni lejanamente nuestras exigencias.

Cada plato es simplemente una burla a nuestros deseos y gustos pero nos lo ofrecen como “única alternativa”; según el restaurante, no hay más nada que ofrecer.

Simplemente no podemos aceptar tan desagradable e inmoral ofrecimiento gastronómico.
Hay que buscar y encontrar otras salidas que sean dignas para nuestro paladar.

Debemos innovar para crear satisfacciones adecuadas.

Pues bien, lo mismo ocurre en las votaciones electorales.

¿Qué hacemos?

Pedir un asqueroso plato para salir del paso es absurdo como también es absurdo votar por votar.

¿Por que somos tan asombrosamente maniqueistas en la politica?