sábado, 6 de abril de 2013

EL MANIPULADOR MANIPULADO



Una de las situaciones que más me han impresionado en mi vida son aquellas personas que se creen manipuladores y se ufanan de sus habilidades en dicho arte de manejar a los demás según su voluntad. Muchos los admiran porque en nuestros tiempos modernos eso es indicativo de triunfo, de éxito y supremacía;  valores intrínsecos de nuestro modelo  cultural actual.

La manipulación a la cual me quiero referir ahora es específicamente la que practican los políticos, y en especial a aquellos que son proclives a la dictadura y autoritarismo; por supuesto que hay muchos otros ejemplos de manipuladores, pero por los momentos no me interesan.

El manipulador político y autoritario siempre logra su meta y obtiene lo que quiere porque simplemente dispone de algo; por ejemplo de manejar el dinero  y/o el poder de su país a su antojo.

Todos le siguen sumisos, todos asienten sus opiniones como fieles corderos, y todos  dicen amen a sus ordenes y decretos, sin embargo en todos ellos se oculta un traidor  dispuesto a perder dignidad y autoestima por algo tan atractivo como lucrativo: los beneficios.

El manipulador se cree el dios que domina todo pero al final hasta su propia familia lo traiciona y manipula.
Cuando el dictador tiene el poder para manejar y disponer del dinero que no es de él puede manipular hasta los reyes de otros países, a periodistas, a presidentes, a secretarios de la OEA, a canales televisivos internacionales, periódicos, medios de información y hasta famosos actores de Hollywood.

Pero quiero ir al grano de la parte que me impresiona: todo manipulador siempre e inexorablemente es manipulado y explotado por otros que se provechan de él. Hasta sus familiares más íntimos utilizan inmisericordemente y lo explotan.

Lo que motiva, estimula y le da vida a los manipuladores son esas ansias y obsesiones desmedidas por el poder y el dominio sobre los demás; son tan fuertes los deseos por tener poder que a la mayoría de ellos la vida, la cual nunca comprendieron ni apreciaron, les cobra con la muerte que muchas veces, para ellos, se convierte en un tormento muy penoso y doloroso.

Al final, el manipulador es manipulado por todos sus aduladores y allegados, incluyendo su familia.
Lo más triste y patético de todo esto es que aunque el manipulador muera, lo seguirán manipulando para seguir obteniendo beneficios del poder heredado por sus traicioneros seguidores. La historia está llena de ejemplos.

El manipulador pensó y creyó que era dios pero no fue así: “los dioses” fueron los que lo manipularon a él.