Mientras más gana dinero una persona más
tiende a no ayudar a los demás y más avaro se convierte; esto es casi una ley.
Ellos se convierten en miserables.
Hay muchos cuentos de camino sobre la
filantropía, pero no hay que ser ingenuos. En un individuo que todo se centra a si mismo
aprovechándose de los demás a como dé a lugar, crea incertidumbre y suspicacia
tales preocupaciones por el prójimo. Aparecen falacias tales como ONG para
confundir al mundo y descargar al fisco una ínfima cantidad de sus utilidades;
no quiero generalizar malamente puesto que hay un buen número de individuos que
si tienen buenas intenciones; pero otros se convierten en altruistas
disfrazados para que el colectivo los admire y obtener utilidades financieras. Hay
cantantes, actores de cine, empresarios y mucho más. Disfrazar la ambición
tiene muchas facetas.
El 90 % de de la riqueza del mundo,
expresada en dinero, está en manos de no más de un 3 % de la población mundial. Para efectos de
esta afirmación los individuos que están dentro de este 3 % tienen por lo menos
100 millones de dólares. Esta cantidad de dinero implica muchas mansiones,
alimentos que no pueden consumir, lujos tales como yates, aviones, etc.
El ser humano que supuestamente es racional
(lo de racional es para la tecnología pero no para enaltecer y purificar la
raza humana) está destruyendo el mundo.
Cada quien a su manera, destruye.
Muchísimos matan animales por “deporte” (¿??), otros venden animales, otros
arrasan y destruyen selvas para urbanizar en combinación con políticos, otros
acaban reservas del patrimonio mundial forestal para tumbar arboles (típico
caso Brasileño), otros compran productos estúpidamente “valiosos” como el
marfil, el oro (que implica destrucción de la naturaleza), el consumismo
desaforado destruye el medio ambiente y así sigue la desgracia.
La pobreza del mundo alcanza a por lo menos
a tres mil millones de personas, muchas de ellos solo comen una vez cada dos
días y no tienen agua. Sin embargo en muchos países del mundo, para garantizar
precios de productos alimenticios, se dejan podrir o los controlan mediante las
diferentes bolsas de valores del mundo.
El común denominador de la raza humana es
la hipocresía, la ambición, la vanidad y la envidia, que por cierto, es la que
utilizan los políticos para dominar a las masas; por su parte,
desgraciadamente, las masas no captan que son hipócritamente manipuladas.
La
mayor trampa moderna se llama consumismo y será
la causante de la debacle (esto no es retorica del pesimismo ni Malthusianismo
vehemente, sino la realidad). El ser
humano queda hipnotizado por creaciones sofisticadas de consumo atractivo. El
individuo deja de ser el sí mismo en su esencia, para ser esclavo de una
ilusión que crean las grandes industrias.
El consumismo exacerbado trae como
consecuencia una larga cadena de causas y efectos que distorsionan la economía
y el bienestar social. Es un circulo asquerosamente vicioso: nos fascina
consumir y al mismo tiempo nos auto destruimos a nosotros mismos y al planeta
tierra. Un porcentaje muy pequeño de la población mundial hace grandes ganancia
del apetito consumista de la mayoría.
El consumismo nos obliga a trabajar más de
la cuenta para obtener productos, innecesario y sin sentido pero llenos de
esnobismo que hacen destacar y diferenciar a unos individuos de otros. La
vanidad y la envidia juegan un rol protagónico primordial.
Mientras unos países están enloquecidos con
el consumismo desaforado, otros países viven la más cruel de las tragedias
humanas: no tienen alimentos, ni medicinas, ni agua potable ni un techo para
vivir y para colmo, están plagados de enfermedades.
Nuestro mundo es muy contradictorio y
absurdo.
Generalmente, los causantes del malestar y tragedia
mundial son: los políticos en sociedad con los grandes poderes económicos. Esta
es una conclusión sin argumentos en contra.
Los mayores farsantes políticos son
aquellos populistas demagogos que aprovechándose del resentimiento y descontento del colectivo, ofrecen esperanzas
y soluciones que nunca se harán realidad. Los países que han caído bajo el
discurso de estos estafadores, están condenados a la peor de las tragedias
humanas.
¿Hacia
dónde apunta el futuro de la humanidad?
La respuesta es bastante simple: mientras exista el ego humano (vanidad y envidia) y cada quien
piense solamente en sí mismo, todo entrará en una entropía muy alta o lo que es
igual: desorden, caos, violencia,
malestar y nada bueno por esperar. El mundo o Gaia entrará en conflicto
irreversible!!. Esto no es nihilismo sino realidad.
El gran Bertol Brecht opinó lo siguiente refiriéndose a todos aquellos que conducen
el mundo, que no son otros que los políticos:
"El
peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de
los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de
los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios,
dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se
enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de
su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de
todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las
empresas nacionales y multinacionales".
En contraposición, el genial Walt Whitman,
dijo:
"A mi
juicio, el mejor gobierno es el que deja a
la gente más
tiempo en paz".
A su vez, Mahatma Gandhi resumió una gran
verdad - realidad:
“En la tierra hay suficiente para
satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la
avaricia de algunos”.
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