Existen alrededor del mundo unos cuantos países que sufren
de este mortal síndrome que poco a poco
va destruyendo su población tanto física como moralmente. Cabe destacar que pueden sufrirlo tanto los
países no desarrollados como los desarrollados.
Sus síntomas más resaltantes son: concentración cada vez
mayor de los poderes públicos en manos del gobernante con mente depravada,
destrucción del estado de derecho, impera la injusticia, inmunidad e impunidad
para sus gobernantes en todos los niveles, eliminación progresiva y acelerada
del derecho a opinar y discrepar, lucha a muerte contra los medios de
comunicación, aumento de los presos políticos juzgados a dedo, violación
aberrada de los derechos humanos rechazando toda intervención extranjera para
defenderlos, destrucción de la economía productiva causando gran malestar,
aumento alarmante de la inflación, escasez de todo tipo (alimentos, medicinas,
repuestos, etc), regulación del consumo humano limitado a lo que le de la gana
al gobernante, control de cambio que hace multimillonarios a los gobernantes y
allegados, corrupción asfixiante, polarización grotesca de las riquezas (unos
cuantos se hacen multimillonario a costa del erario público y la gran mayoría
en pobreza de todo nivel), las fuerzas del orden publico tienden fuertemente a
cometer actos delictivos y ejercer el poder cruelmente a su voluntad,
depravación moral progresiva de la población, malestar agravado de la
población, síntomas crecientes de indiferencia y anomia, desorganización
social, destrucción de las normas sociales elementales, aislamiento del
individuo, bloqueo de la capacidad de reaccionar y actuar de gran parte de la
población y otros muchos mas síntomas malignos.
El comienzo de este tipo de gobiernos generalmente comienza
con la aparición de un falso líder
profeta y estafador que ofrece esperanzas y bienestar a la población hasta que
mediante las elecciones llega al poder.
Los países desarrollados también pueden presentar síntomas de dictadura pero a
niveles muy sutiles que el colectivo no llega a percibir pero que poco a poco
es explotado y esclavizado por el sistema gobernante.
Realmente no entiendo que en pleno siglo XXI existan estos
aberrados sistemas políticos y solo se puede explicar cuando hay individuos con
ambición distorsionada e infinita, que roban el poder para lograr sus metas
delictivas.
A todo este estado de situaciones es lo que defino como
estado agónico de gravedad mortal del sistema.
Mis recomendaciones para no caer bajo las garras de una
tiranía: estar alertas permanentemente, prestar mucha atención a los
movimientos políticos incipientes, deshacerse de la indiferencia y apatía para
actuar , contrarrestar y eliminar los brotes de este tipo de desgobiernos y
sobre todo no ser incautos con las hermosas pero engañosas palabras de
esperanza de los falsos lideres profetas.
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