La mirada se resbala sobre el papel plagado de palabras secas, como las hojas del otoño frío; embelesado y con los ojos acuosos, borbotones de sentimientos afloran de la tierra del alma angustiada.
Palabras vacías recubiertas de encanto y sabor, dan emoción y ganas de vida; ¿vida y emociones vacías?; al igual que el agua pútrida con que se riega el huerto, la marchites prospera.
Hay que reconocer la asombrosa energía que prodiga lo viejo y mustio en algunas almas adoloridas; energía que también poseen los destructivos huracanes y sismos.
Lecturas y palabras vacuas motivan al alma que agoniza dentro del cuerpo pleno de energía; es como la muerte en vida, de aquel que deambula ilusionado por el desierto plagado de espejismos.
Que lejos está el paraíso en la mente ilusa y perdida.
La nostalgia y melancolía son crueles compañeros al igual que las emociones baldías.
Lo sagrado! Lo sagrado!, palabra mágica que enciende pasiones y prende rencillas.
Muletas, apoyos y sostenes son requeridos para proseguir la vida del débil y enclenque de espíritu.
Lo feo nace de lo bello, al igual que el veneno de la colorida y hermosa serpiente.
Y la violencia nace de las emociones contaminadas y confundidas; lo hermoso no justifica el caos como tampoco las bellas palabras vacías.
Afanosos empecinados enredan las palabras con la realidad y lo vacuo con la vida y así transcurren con sus penosas existencias; la confusión y el caos se esparcen como pelusas que lleva el viento; pero lo que se lleva el viento, algún día sedimenta y germina.
Lo sagrado no esta plasmado en las hojas mustias sino en la actitud pura con que se mira, se escucha y medita.
Lo sagrado esta en un instante de vida que abandona al embarrado recuerdo nostálgico. Un instante vacío parecido al absoluto olvido.
¿Quién podría atreverse a demostrar que la palabra vacía plasmada en el papel, es más importante que la vida en paz y tranquila?
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