(Profeta: Hombre que habla en nombre y por inspiración de Dios.)
Cuando en un país hay malestar, comienzan a merodear los falsos profetas
y, alerta, cuidaos de ellos porque son los timadores sociales recubiertos con
ropaje de esperanzas y hermosas ofertas, por supuesto, engañosas. Son hermosas
ovejas que llevan por dentro a una manada de hienas hambrientas.
En estos tiempos hay que estar muy cautelosos con aquellos que dicen ser
salvadores de los pobres y desvalidos o, para ser más directos: de todos
aquellos que las pasan canutas.
Muchas veces los políticos acercan el destino de un país hacia el barranco
más peligroso que puede haber: el de los frustrados, el de los resentidos
sociales y el de los que odian las diferencias sociales. Una vez llegados a
este punto, ya es tarde y no hay retorno; la ley de la entropía social es infalible.
Cuando se alcanza ese barranco se está en presencia de las aberraciones
políticas, sociales y judiciales más espectaculares y escalofriantes de la
vivencia humana.
Hoy en día, con toda seguridad, aquellos que presumen de Robin Hood, no
son más que buscadores de fama, fortuna y poder pescando en medio de un
mar de frustraciones. Generalmente son locuaces y saben expresar y
exacerbar muy bien el malestar de la población
(todos son populistas, esperanzadores y saben expresarse demasiado bien para
convencer a los incautos).
La situación económica actual se presta a caer en tentaciones de
ofrecimientos hermosos y reconfortantes a esperanzas futuras. El caldo de
cultivo se está cocinando, y muy bien. Lo más irónico es que los banqueros e
inversionistas obtienen las máximas utilidades aprovechándose de estos
parlanchines de hamelin.
Los políticos inician la peligrosa desigualdad social cuando inclinan
injusta y cruelmente la balanza de los tributos y ventajas. Cuando los
poderosos y transnacionales pagan miserias de impuestos comparado con lo que
pagan las clases más bajas, el germen del malestar social comienza a infectar a
la sociedad. Regresar a los tiempos de bienestar se hace cuesta arriba por no
decir imposible (de nuevo, la ley de la entropía social y desorden)
Los políticos son inmensamente incorregibles; ellos llevan de manera
terca e indefectible el rumbo del país. Solamente entienden la desgracia
que produjeron cuando son execrados por los tiranos populistas; aquí cabe el
refrán: cuchillo en barriga ajena no duele.
Cabe destacar que he achacado las culpas a los políticos y
realmente son los poderes económicos los
que utilizan a las marionetas de los políticos para ejecutar sus malevolas
metas.
Ya sobran los despiadados tiranos en el mundo que han llegado al poder
con falsos ofrecimientos incumplidos, sembrando previamente sus hermosos e incendiarios mensajes; los peores son los
incultos populistas bananeros. Para ganar adeptos utilizan enormes
cantidades de dinero del Estado hasta que lo dejan en bancarrota; se produce
entonces una cadena de situaciones económicas totalmente desastrosas para la
paz del pueblo: inflación, baja
productividad, desempleo, escases, distorsión del estado de derecho,
polarización de clases sociales (muchos con malestar y pocos con mucho
bienestar), aumento de la delincuencia atroz, ineficiencia y corrupción de los
funcionarios públicos, endeudamiento del país, muy bajo poder adquisitivo de un
gran sector de la población y la lista sigue mucho mas.
Los discursos sociales deben escucharse con mucha atención en estos
tiempos que reina el dios dinero y el malestar. Alguno de los dos debe ganar
con diferencia.
Cuando estos depravados llegan al poder es casi imposible zafarse de
ellos y lo que antes era una vida difícil se torna en un calvario dantesco
insoportable.
Llegan al poder, establecen inmediaticamete una constituyente, cambian
las leyes y se perpetuán en el poder como asquerosos dictadores que solo causan
daño y desgracia en un pueblo básicamente ignorante ( no de ciencias sino de
conciencia)
Hay varios dictadores crueles, depravados y energúmenos (hay unos
cuantos en el mundo actualmente), que inoculan cuantiosas cantidades de dinero
en varios países a su conveniencia para que germinen estos nuevos dictadores.
Se están dando casos en la actualidad los cuales llevaran a sus países a las
peores ruinas que se puedan imaginar.
¡Mucho cuidado Europa, que andan rondando por ahi, acechando a los
incautos resentidos. En América ya empezó el triste show.
En tiempos difíciles, las debilidades y tentaciones se magnifican y la
ira e indignación crecen como los hongos. La inconformidad y el malestar son el
mejor terreno para estos labradores del mal.
Desgraciadamente escasean de manera alarmante los Gandhi y los Mandela,
quienes están en franca extinción; por tanto, debemos aprender a cuidarnos,
desconfiar y sobre todo a prevenir, poniendo atención y no esperanzarrnos en
“salvadores” que nos crucifiquen.
“La sociedades son como los bosques: una chispa pasa desapercibida pero
el incendio afecta a todos por un largo tiempo inexorablemente”
No hay comentarios:
Publicar un comentario