Una de
las situaciones que más me han impresionado en mi vida son aquellas personas
que se creen manipuladores y se ufanan de sus habilidades en dicho arte de
manejar a los demás según su voluntad. Muchos los admiran porque en nuestros
tiempos modernos eso es indicativo de triunfo, de éxito y supremacía; valores intrínsecos de nuestro modelo cultural actual.
La
manipulación a la cual me quiero referir ahora es específicamente la que
practican los políticos, y en especial a aquellos que son proclives a la
dictadura y autoritarismo; por supuesto que hay muchos otros ejemplos de
manipuladores, pero por los momentos no me interesan.
El
manipulador político y autoritario siempre logra su meta y obtiene lo que
quiere porque simplemente dispone de algo; por ejemplo de manejar el
dinero y/o el poder de su país a su
antojo.
Todos
le siguen sumisos, todos asienten sus opiniones como fieles corderos, y
todos dicen amen a sus ordenes y
decretos, sin embargo en todos ellos se oculta un traidor dispuesto a perder dignidad y autoestima por
algo tan atractivo como lucrativo: los beneficios.
El
manipulador se cree el dios que domina todo pero al final hasta su propia
familia lo traiciona y manipula.
Cuando
el dictador tiene el poder para manejar y disponer del dinero que no es de él
puede manipular hasta los reyes de otros países, a periodistas, a presidentes, a
secretarios de la OEA, a canales televisivos internacionales, periódicos,
medios de información y hasta famosos actores de Hollywood.
Pero
quiero ir al grano de la parte que me impresiona: todo manipulador siempre e
inexorablemente es manipulado y explotado por otros que se provechan de él. Hasta
sus familiares más íntimos utilizan inmisericordemente y lo explotan.
Lo que
motiva, estimula y le da vida a los manipuladores son esas ansias y obsesiones
desmedidas por el poder y el dominio sobre los demás; son tan fuertes los
deseos por tener poder que a la mayoría de ellos la vida, la cual nunca
comprendieron ni apreciaron, les cobra con la muerte que muchas veces, para
ellos, se convierte en un tormento muy penoso y doloroso.
Al
final, el manipulador es manipulado por todos sus aduladores y allegados,
incluyendo su familia.
Lo más
triste y patético de todo esto es que aunque el manipulador muera, lo seguirán
manipulando para seguir obteniendo beneficios del poder heredado por sus
traicioneros seguidores. La historia está llena de ejemplos.
El
manipulador pensó y creyó que era dios pero no fue así: “los dioses” fueron los
que lo manipularon a él.
4 comentarios:
Así es, una historia demasiado común. Bss.
Los manipuladores son LADRONES.
Los manipuladores son LADRONES.
Los manipuladores son LADRONES.
Publicar un comentario