Todo lo que creemos que somos, lo que creemos ser, lo que pensamos de los demás y del mundo es absolutamente pensamiento.
Todas nuestras idealizaciones sobre el más allá, sobre el alma, sobre Dios, es absolutamente puro pensamiento.
Todo lo que creemos sobre lo sagrado es pensamiento.
Nuestras creencias religiosas son pensamientos y no escapan de ahí.
Todo lo que vemos es moldeado y reajustado por el pensamiento.
Todo lo que sabemos, opinamos y hacemos sobre lo bueno y lo malo, es pensamiento puro.
Nuestra imagen de lo que somos y creemos ser, va cambiando desde que somos bebes hasta que somos muy viejos y es puro pensamiento.
Cuando sufrimos y estamos afligidos por el dolor y los problemas, son en realidad los pensamientos.
Cuando estamos alegres por buenas situaciones, es por causa de los pensamientos.
Nuestras nostalgias no son diferentes a esos pensamientos.
Cuando dormimos, ¿Dónde está el que creíamos que éramos durante el día?; está escondido en el almacén de los pensamientos, mientras salen a revolotear y hacer travesuras los sueños, que también son pensamientos.
Toda nuestra vida transcurre en pensamientos lo cual es como un peldaño en una escalera.
Nuestras vanidades y nuestra envidia es realmente puro pensamiento.
Mis complejos de superioridad, de inferioridad, nuestras discriminaciones y nuestras admiraciones y adulaciones, no son más que pensamientos.
Un libro sagrado es una colección escrita de pensamientos que al ser leídos toman vida en nuestra mente como pensamientos.
El pensamiento es información y toda información es el pasado; nuestros pensamientos son el pasado y lo que creemos del futuro es puro pensamiento, que también es pasado.
No podemos abordar lo infinito y desconocido mediante el pensamiento.
¿Qué ocurre cuando comprendemos absolutamente que solo somos pensamientos?
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